viernes, 5 de febrero de 2010

A aquella sombra que una noche se coló por mi ventana...

Dos años hace que la dejé abierta... Así continúa hoy; no la volveré a cerrar...
Una noche como ésta misma, primeras de febrero... Quizá hacía el mismo frío, quizá la lluvia golpeteaba también ese mismo cristal tal cuál lo hace hoy...
No importaba, no importaba ni el invierno ni tampoco la climatología... Sólo respirar, quizá diluir el ruido interior en el estruendo exterior y hacer así como si no lo oyese... No lo sé, no quiero saberlo, aquello ya no importa, como las estaciones, como el reloj detenido, como el mismo tiempo en nuestra atemporalidad...
Y solía soñar despierta, sola en mis noches; contemplar la hechizante luna, pedir a las hadas, seguir acaso el rastro de alguna estrella y al verla caer solicitar aquel deseo que siempre se me otorgaba... Aprendí que las estrellas son caprichosas, he de advertirlo a quién se aventure tras leer ésto, y que sus deseos, como ellas mismas, son fugaces: apenas duran desde que las vemos, un segundo hasta el instante de apagarse...
Y fue contemplando ese cielo repleto de estrellas titilantes, siempre cuajando con su fulgor la negrura inmensa y aterciopelada de un invierno demasiado largo, que apareció una noche tu silueta en mi cabecera.
No eras más que sombra, no muy diferente a cualquier otra proyección de un contorno recortado por la luz a tus espaldas... O eso pudiera haber parecido... O eso pudiera haber pensado cualquiera...¡Pero ves! Te dejaste pegar a mis zapatos, a mis sucios pies descalzos de niña perdida, con una simple pastilla de jabón... No hacía falta más... Ni hilo ni aguja para domesticarte... Parecía imposible, inverosímil, pero imaginé que lo había hecho aunque en realidad sé que vagas libre por las paredes de mi cuarto, al igual que por las de mis días, las de mis pensamientos y,¡cómo no!, por las de mis sueños...
Y sucedió pronto que una mañana desapareció la obscuridad de tu esencia y no tardaste (y no tardé) en tornarte de colores, como el dibujo de un niño a trazos imprecisos... Y sucedió que además un día tomaste Nombre...
Poco a poco la luz del sol fue volviendo translúcidos esos colores que eran nuestros y tan transparente te hizo que reimos cuando por accidente (¿recuerdas con una sonrisa?) llegué a conocerte tal y como eres, como descubriendo tu rostro con las manos de un ciego...
Y a partir de entonces,¿qué decir?
Hemos jugado, sobretodo en las noches, a buenas hermanas, a princesas, papaítas, a indias, insomnes, sirenas, heroinas, amazonas... He aceptado que me llovieran tus zapatos por la espalda, tú escucharme en aquellos momentos bajos en los que todo es una mierda... Hemos compartido ésto y aquello y aquello otro de más allá (además de príncipes varios, claro) y aquí estamos, aquí seguimos, contra todo pronóstico, tramando nuevos juegos, planeando fantásticas excursiones, soñando aventuras que algún día hacer realidad o simplemente continuar en nuestra imaginación... Aquí estamos, sí... Aún... Después de estos años... Niños perdidos jugando, volando, en las noches a Nunca Jamás todavía hoy... Abanderado nuestro: Peter...
Extraño...
Afortunado...
Siempre lo digo, me lo repito incesantemente:
"Bendito el lugar y el motivo de estar ahí; bendita la coincidencia. Bendito el reloj que nos puso puntual ahí; bendita sea tu presencia..."
Eso o el aquel "que suerte que te cruzaras por mi camino...", aunque ya lo sabes, por eso decidí que fuera Ismael...¿Qué mejor regalo, verdad?

Simplemente es poco y mucho lo que hoy vine a decir: Gracias por estos años...

Get the code: CP327928865ES... Igual imaginas qué hacer con él...


2 comentarios:

Anacronista dijo...

Aproveché de robarte algunas de tus bellas palabras, te aviso... Aunque igual y son mías ¿No?
Me has dejado... No tengo muchas palabras ¿Sabes? He tenido que tomarme mi tiempo antes de poder hacer algo como escribir aquí porque la emoción, porque los recuerdos... Tus palabras, hacen que uno ¡No sé cómo explicarlo!
No sé qué escribirte porque ya lo has dicho tú y me gustaría poder tener la genealidad de escribir algo parecido pero no saldría y entonces me pongo a pensar que me gustaría decirte exactamente lo mismo que tú me has dicho y hacerte sentir esto que embarga ahora pero no sé cómo... Entonces termino escribiéndote todas estas palabras...
Y es que van dos años y nunca me han gustado las fechas, los aniversarios y esas cosas pero van dos años, contra toda lógica, por eso lo valen.
A mí no me parecen dos años ¿A ti? Yo creo que llevamos una vida compartiendo... ¡Y qué nos quedan muchas vidas por vivir! (para ir a comprar el pan, perseguir estrellas, enseñarme a jugar cluedo...)
Es lindo saber que existes, allá, acá, que tengo la suerte de tenerte conmigo... Y aunque bendigo la coincidencia que nos juntó, a veces me pregunto por qué tan lejos... Seguro te ha pasado... Y luego me digo que quizá si no estuvieses allá no nos habríamos encontrado.
En cualquiera de los casos, siempre hay abrazos que salvan distancias y ahora me gustaría darte el mayor de ellos.
No creo que algo pueda demostrar cuanto, cuanto te quiero, Papaíta, pero de todas formas se intenta...
Esas manitos juntas... ¡Están monísimas!
Un abrazote, lo sabes y muchos +!! y muchos números.

Te quiero, India locuela.
Y ya van... Dos años :)

Anacronista dijo...

¿Qué cinco? ¡Eres imposible!
¡Juajuajua!
No importa, ya no llegará en algo relacionado con cinco pero llegará, lo sé...
:P