jueves, 5 de agosto de 2010

Tormenta.


Cierro los ojos y me sumerjo en la sensación del viento acariciando mi pecho y cuello, jugueteando sensualmente con el cabello siempre desordenado y convirtiendo su caricia en dedos invisibles que imprimen sobre la piel lo que tal vez sólo se sueña...
El cielo es añil y blanco y gris y mutable... Las nubes, cambiantes y viajeras... Invitan a escribir mientras observo su recorrido hasta el norte, hacia el norte, procedentes del sur y su mar antiguo.
Probablemente, esa voz que se oye allá en las alturas no sea amenaza sino murmullo de cómplice advertencia:"Voy a descargar, muchacha de ojos tristes, así que no te muevas de donde estás y deja que mis brazos te alcancen y que mi lluvia bese tu piel sedienta."
"No me moveré..."-no prestas demasiada atención, por ello no te percatas de que mis ojos brillan por las luces de esa fiesta que comienza allá sobre mi cabeza y mis labios se sonríen con el repicar fresco y prudente de las primeras gotas sobre los hombros-"Se te echaba de menos..."
Y una sonrisa surca eléctrica los cielos de este a oeste y alzo la vista preguntándome si me permitirás escribir una línea más o ya decidiste marcar en surcos el papel sobre el que garabateo...
No tarda tu respuesta: al alzar la cabeza y preguntarte, una pequeña gota en el ojo izquierdo hace que te dirija un guiño, una sonrisa espontánea también.¿Cazaste esa imagen?¡Seguro la mueca te hizo sonreir! Pero vuelvo a intentarlo y como niña no contenta con la respuesta que se le dio-"¿vas a dejarme escribir?"- recibo otra gota justo en plena nariz...
Sonrío...
Ríes tú... Tu carcajada resulta atronadora, literalmente; todopoderosa, omnipresente...
Admirado... Te miro con ojos tal vez de enamorada, como deseando, suplicando, que tomes con tu mano mi barbilla y te dispongas a besarme de un momento a otro...
Y me quedo allí, inmóvil, estática para la gente que se apresura por ponerse bajo techado, lápiz en mano, sentada en la calle solitaria sintiendo caer con mayor fuerza la lluvia, ahora en mi cara, ahora en mi pecho, ahora en la espalda, sobre mis pies... Como estatua que no ha de temer tu abrazo, tormenta de verano...

2 comentarios:

Lunykornio dijo...

O... Que bonito...

Anacronista dijo...

Y después de haberlo leído hace unos días y no haberme dignado a pasar... Heme aquí.
Es muy bella la imagen que proyecta, la lluvia, el diálogo, la lluvia, el cielo, la lluvia, la espera y la lluvia.
Hace unos días que no llueve por estos lados y en su sustitución tenemos muuucho frío... Y sé qué prefiero de los dos. Seguro tú también sabes qué prefiero yo.
Y más si llega con esa sonrisa divertida, sabiendo que le esperas...

Un abrazo, princesa.
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