sábado, 19 de mayo de 2012

Veintitrés de marzo, viernes;


o que trata de la suerte de haber errado...

Llevaría a todas partes mi particular marco con tal de fotografiar en él un instante. Su uso es sencillo: sujetar el rectángulo de madera con firmeza, entre ambas manos, y enfocar realidades... o sentimientos...
No tengo el don de saber hacer trazos y darles luego vida y luz con maestría por medio de un pincel para atesorar momentos; tampoco el de captar con la técnica de un objetivo, contemplando tiempos de exposición o juegos de luces como hacen los fotógrafos...
Mi don es simple, como la madera sencilla de ese marco con que encuadro el mundo: viajo siempre con un pedazo de papel y lápiz y siempre sabré (o creo saber) atrapar el discurrir de palabras en que se transforma aquello que ven mis ojos y el sentimiento que siempre acompaña... el algo especial...

Hoy es simple (toda yo soy simple y sencilla) y coloco mi ventana particular a los pies de la escalera junto a la cuál canta un músico...
Se acelera de alguna manera mi corazón cuando en las mañanas de viernes te siento a través de él en todas las cosas:
Y llego tarde al trabajo y aquello no importa (no demasiado...)
Y las cuerdas, su acento y melodías rememoran el descubrimiento de tantas canciones aprendidas...
"La cosa es así, bien simple..."

No pude pensar  no haber tomado el tren alguna vez porque aquel estuvo siempre por llegar...

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