miércoles, 14 de abril de 2010

Desde el otro lado.

Si tendemos a sublimar el amor y sus locuras, ensalzarlo, a exhibirlo al mundo y a mostrarlo con la mano en alto como principio y fin ideal, idílico, motor de vida...¿Por qué cuando éste hiere, falta, engaña... por qué cuando nos separa y torna vulnerables, por ira y rencor renegamos de su existir, de todo aquello en lo que habíamos y decíamos creer y a lo que seguro volveremos en un futuro, por qué reivindicamos entonces, con uñas y dientes, la imposibilidad de que sea en otro que no en nosotros?

A quienes justifican, con causas más mundanas, el que sea posible volver a enamorarse a los cincuenta.

1 comentario:

Anacronista dijo...

Creo que está en la naturaleza (y no digo que sea lo correcto) aquello de que nos guste el lado bueno de las cosas...
'Que amar es doler pero quién diablos quiere regresar si lo que cuenta es aprender...' diría Serrano. Negamos cuando las cosas no se tornan a nuestro favor y olvidamos que es por aquello que podemos apreciar la otra mitad...
Me pregunto de qué habrá salido el texto... y te digo que la imagen es potente.
Ah, cómo no decirlo, me gusta muchísimo la nueva imagen del blog.
Me voy a cosas varias, ya vuelvo por otros lados.
Un par de besos.