martes, 9 de marzo de 2010

Démeter.

Desafiantes a la lógica de la costumbre, vuelan a la vista en una caída decelerada y oblicua.
Cualquiera diría que a su paso, como al de una Démeter llorosa, todo extrañamente se silencia, se amortigua, se enlentece, se adormila...
Las gentes dejan de existir, el movimiento en el espacio se vuelve estático salvo por el caer de cristales, el sonido deja de ser percibido y es silencio -pasó un ángel- y las saetas del implacable y cruel Cronos miden los segundos en forma ralentizada...
Es magia...
Mañana, cuando el sol despierte surcando hacia poniente el firmamento en su barca, asomará la vida con él por el horizonte plagado de edificios y renacerá la hija en los sonidos del riachuelo urbano, jovial, con el deshielo de los tejados; en la visión de las cimas de las montañas ,aún blanquecinas, a lo lejos; en el aroma a tierra fresca que despierta a cada nuevo color cada nuevo sentido; en el tacto amante de la caricia vital del sol... y en el sabor, el sabor chispeante de la vida que justamente se reinicia...

2 comentarios:

Lunykornio dijo...

¿Esa es nuestra calle?
En serio, esta mucho mejora asi.

Anacronista dijo...

¡Qué envidia su calle así!
En mi vida he visto una vez nevar y fue en la cordillera... Quizá lo correcto sea decir que ella me vio a mí porque fui yo quien irrumpió su morada.
Me pregunto por qué está registrada una entrada hace dos horas con la foto de un lindo niño... (?)
Paso rápidamente, angelito, pero ya te escribo...
Un abrazo, de aquellos.